El vivir con Christian una relación en apariencia y al interior del hogar, envueltos cada uno en nuestros propios mundos, para mí no era nada sencillo de superar, uno no se enamora para sufrir o fracasar en el amor pero sucede.
Sin embargo. Ahora
ya podía o intentaba vivir mi vida aceptando que aun cuando hubiera algún sentimiento en
nuestros corazones, Christian y yo teníamos diferencias irreconciliables, ahí, ya no había
más nada por hacer. Ése trozo de nieve que había pedido a mi Dios sobre el
corazón para no ser devastada por la decepción
era realmente efectivo. El dolor
estaba completamente inmovilizado
y el corazón, protegido.
Lo único que
podía traspasar ese escudo de hielo era el amor de mis padres.
Ésa tarde recibí
una llamada de mi hermano, Mi padre estaba grave así que como un bólido me dejé
ir a por él para llevarlo al hospital.
Las enfermedades de mi padre eran más dolorosas para mí, porque no soportaba
verlo enfermo. Después de veinticuatro horas en terapia intensiva, no se
lograba que los médicos nos dieran un diagnóstico. Apenas hacía unos meses se
había recuperado de una operación de próstata, eso, la diabetes, su edad no
ayudaban mucho al pronóstico.
Inicialmente los
Doctores no nos hablaban claro, de terapia intensiva lo pasaron a piso y
nuevamente mi madre y yo nos organizamos para cuidarlo, ella de día y yo de
noche, el hospital volvía a ser mi hogar, ahí dormía, por complicidad de las
enfermeras que ya se habían hecho amigas de mi madre de hacía tiempo, me
permitían bañarme, así que del hospital al trabajo, del trabajo a relevar a mi
madre, así durante dos meses. Para entonces ya sabíamos que a mi padre le
habían diagnosticado insuficiencia renal y yo sabía que tenía que prepararme.
El cielo se acercaba.
Mi padre pasaba
largas horas sedado…en una de sus mejores noches logró hablarme un poco y
preguntarme por Christian, él estaba ajeno a nuestra separación fue mi decisión
sostener la imagen ante él de un
matrimonio feliz y costara lo que costara así sería. de modo que esa tarde le pedí a Christian me acompañara a
la visita nocturna.
La mirada de mi
padre se iluminó al vernos entrar, habló poco, mientras, junto a su cama
Christian me rodeaba con sus brazos, en mi pecho una aguda daga llegaba hasta el corazón y no por amor a él, sino por el “hubiera”. Si nuestro amor hubiera
sido tan fuerte como lo pensábamos…Esa imagen que deseaba dejar a mi padre
aquélla noche hubiese sido real, entonces me sentí como un fraude, pero al ver
a mi viejo dándose el ánimo, sonriendo al vernos junto a él eso aligeró el peso
de ese momento que segundos antes sentía que me ahogaba.
-Gracias por venir hijo….Doy gracias a Dios que estás con mi
hija…Mi Socorrito….Al menos sé que si Dios me recoge
-No, no diga eso…Nada que
agradecer Don José, debí venir antes…pero, el trabajo
-Si hijo…lo se…
Casi amaneciendo,
cuando llegamos a casa, agradecí a Christian su apoyo y en ese instante, sin
saber porque, sin haber discutido, sin haberlo planeado decidí marcharme.
Nada en esa casa
era mío, así que hice una maleta con algo de ropa, Christian alcanzó a verme
y me detuvo
-¿A dónde vas?
-No lo se
-¿Por qué? Puedes quedarte el tiempo que quieras, ya lo
habíamos hablado, sé que no tienes a donde ir y no regresarás con tu madre….
-¿No era eso lo que querías? Cuántas veces me dijiste que
porque no me largaba de una vez, que estabas cansado de esta farsa… pues me voy….
-Está bien…Perdóname…
¿Y si te tomo en brazos…te llevo a nuestra cama y hacemos de cuenta que
nada ha sucedido…que es un nuevo comienzo….?
-No, ya no podría ser….
Entonces mientras
tomaba mi maleta y subía al auto, al interior del que un día fuera nuestro nido de amor Christian empezaba a cantarme aquella canción
que cantara el día en que nos habíamos conocido.
“Voy a cantar la historia de un cantante
que entre el público vio a la que fue su amante
y le cantó sin que nadie supiera
su propia decepción, su larga espera
debo aclarar que no es la vida mía
que cualquier coincidencia es pura fantasía
ya me olvidé de ese cariño falso
que hoy me viene a pagar con un aplauso….”
Hay quienes dicen que “Nada es para siempre”…Y a veces,sólo a veces casi logran convencerme de ello.
Cuando te
enamoras, al menos en mi caso deseas que sea para siempre, mi cursilería no me
permite aceptar que los amores se van, soy parte de esa mitad de las almas románticas de este mundo
que pasan la vida esperando por su otra
mitad…Y que hoy puede decirte que aunque
alguien te diga que nada es para siempre, no dejes de anhelarlo,ni mi derrota en el amor como
tampoco una victoria fallida me impedirán soñar y
creer en que siempre, siempre se podrá
volver a amar.
MI VICTORIA
He vencido
más el triunfo no me llena de emoción
está herido
tu obstinado y soberbio corazón.
No me complace verte desvalido
ni me deleita tenerte a mis pies,
después de tanto ansiar aquel cariño
se derrumbó el deseo y el querer.
No comprendo porque esta angustia mía
si te tengo al fin unido a mí
y lloro, me lamento, estoy vacía
aunque a mi lado… ¡Sé que eres feliz.!!!!
Aquel día ¿lo recuerdas? fue en diciembre
cuando con voz airada me dijiste:
“No te amo, no me atraes, ya he perdido
el interés de amanecer contigo”.
Lloré mucho…
te seguí, te busqué y al encontrarte
fue tu castigo el enamorarte
¡Y mi condena tenerte sin amarte...!!
Quizás…si… he conquistado tu cariño
y un amor que veía tan distante
se esfumó por encanto al conquistarte…