Mi familia por parte de mi madre siempre ha sido creyente y de tradiciones. Recuerdo en mi niñez como los días de semana santa se acostumbraba ir a la playa del Golfo de Santa Clara, no en mi caso pues mi madre temía me fuera a pasar algo, y yo fui una niña muy sensible mas no una que hiciera berrinche sólo porque sí, también recuerdo con mi alma llena de amor a mi tía Conchita que era algo así como mi hada madrina. Después de mi madre si alguien conocía mis deseos era ella. Ese día pudo ver mi tristeza cuando veía a todos subirse a los “Pick up” con toallas, juguetes y provisiones para su viaje al mar, a mis primitas y primos riéndose de mí porque me quedaba. Entonces mi tía me tomaba de la mano y me llevaba adentro alejándome de la algarabía del viaje.
Esos momentos era mágicos, me llevaba a su cuarto y mientras se arreglaba frente al espejo comenzaba a contarme historias fantásticas de monstruos marinos, que emergían llevándose consigo niñas malvadas que en castigo eran convertidas en maléficas sirenas, condenadas a la más oscura soledad del mar.
Luego concluía sus historias acariciando mis trenzas con gran dulzura diciéndome:
-Qué bueno que no has ido con ellos mi Coyito, el mar tiene muchos peligros, estás más segura aquí, en casa siempre estarás mejor.
Por desgracia no todas las pequeñas que sufren discriminación tienen una tía Conchita al lado, yo sin duda fui afortunada.
Yo se que los tiempos han cambiado, no así la pureza del niño. Somos los adultos quienes a veces no sabemos encauzar su camino.
Por acá en mi tierra antes se decía “Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad” Sin embargo, hoy he visto niños que mienten.
Antes no nos permitían estar presentes en las conversaciones de los adultos, hoy en día los niños no sólo están presentes, si te descuidas hasta te desmienten. Como consecuencia de ello, al estar inmersos en la vida del adulto reciben estrés, depresiones y preocupaciones que no debieran de presenciar pues aunque pequeños les preocupa la felicidad de papá o mamá. El niño no tiene porque estar presente en las conversaciones adultas, el niño no tiene que saber si se han pagado o no las facturas. Lo único que se logra al incluirlo en la vida adulta es poner en sus pequeños hombros gran parte de nuestro estrés.
Según estadísticas de organizaciones mundiales de la salud el estrés infantil en América Latina va en aumento. ¡No podemos seguir creyendo que esto no está sucediendo…!!! Hay que fortalecer el corazón de nuestros pequeños, educar, amar, respetándoles su niñez y sus momentos, nuestros sufrimientos si los hay, son nuestros, no de ELLOS…Aún son demasiado pequeños para cargar con eso. ¡Es nuestro tiempo...!! Si,es tiempo de preparar guerreros de paz que ante los lobos de mar y las inclemencias, puedan empuñar con fuerza su bandera y derrumbar los muros que haya que derrumbar para liberar su tierra.
Autora:
Muchas gracias Mary ! 🌟🌟🌟🌟🌟
ResponderEliminarGracias a ti querido Ion... Me hace muy feliz tu visita, te mando miles de besitos y un gran abrazo...!!!
Eliminar😙😙😙
Hola María, los tiempos cambian y las relaciones paternofiliales evolucionan no sé si a peor o a mejor, pero lo que tengo muy claro es que a ningún pequeño se le puede robar la infancia con problemas que no entienden, ni tiene porqué. Lo que cuentas de tu infancia es triste pero también conmovedor, al final lo que un niño quiere es cariño, mucho más allá de unas simples vacaciones. Besos y abrazos desde España.
ResponderEliminarHola querido Miguel, efectivamente, al inmiscuir al niño en los problemas adultos se les roba su infancia y el tiempo ya no regresa para devolvérsela, muchas gracias por la fidelidad a mis letras, sabes que eres muy esperado pero sobre todo muy querido por la autora :))
EliminarBesitos y un gran abrazo hasta ese hermoso suelo madrileño..!!!
Hay que respetar la niñez y a los niños. Siempre he pensado que hoy en día los niños son el pozo de nuestras frustraciones o deseos y lo que no hemos conseguido pretendemos que lo consigan nuestros niños. No es mi caso ya que no he sido padre. Besitos desde Bilbao.
ResponderEliminarHola querido Manu, tienes razón, hoy en día y por desgracia el adulto descarga sus frustraciones en los más desprotegidos que son los niños, ya se que no has sido padre pero sé que serás el mejor ¡Ya imagino ese pequeño Manu correteando por ahí y tú quizás mostrándole las estrellas...Muchas gracias por llegar y comentar, yo también te mando miles de besitos hasta Bilbao...!!!
EliminarHola querida María, me causa mucha tristeza cuando relatas discriminación en tu niñez por parte de tus familiares y de los niños
ResponderEliminarpero qué suerte has tenido que tenías a tu hada madrina a tu tía que te quería tanto eso seguramente que te ayudado mucho en tu autoestima hasta cuando llegó tu padre y se acabaron los tiempos injustos
Tienes mucha razón hoy en día los niños están presentes en conversaciones de adultos
conversaciones que no deberían escuchar pero cómo que hoy en día eso ya no importa
Recuerdo que cuando era niña me tenía que retirar
esas eran conversaciónes de adultos y los niños no tenían que estar presentes También cuando alguien hablaba nos enseñaban a no interrumpir constantemente
cosa que hoy en día he visto que los adultos estan hablando y los niños interrumpen y nadie los corrige ni les enseñan a comportarse.Aveces me parecen como animalitos que se educan solos los mandan a colegios carisimos y que se eduquen ahi .En el colegio son muy educados pero en casa cambian , escuchan los problemas todo sin pensar que son niños y se comportan como les da la gana.Nunca antes habia visto eso,sera porque tienen mucho dinero o que se yo!
debes en cuando les cae y les pegan pero despues los padres estan como en las nubes.He visto mucho de lo que te menciono en este pais y no lo puedo soportar. A mí me encantan los niños pero debo decir que estas cosas me ponen de los nervios y tampoco puedo estar ahi de metiche diciendo como deben educar a sus hijos porque les disgusta asi que mejor me callo.Besitos que tengas un gran día te quiero mucho hermanita
Hola querida Liliana, si, mi primer infancia no fue sencilla pero fui afortunada con haber tenido a mi tía Conchita y a mi tía Cuquita -algún día te contaré de ella, era la hermana gemela de mi tía Conchita- Como bien dices, hoy los adultos no prestan atención al comportamiento de los niños, a veces, los hijos tratan al papá como hijo, incluso como si fuese un bobo y hay un tipo de padres que todo esto les causa gracia pero no será gracioso cuando ese niño gracioso se vuelva un adulto irrespetuoso...Yo creo que lo que nos queda es apoyar a los pequeños de nuestra familia, aportar nuestro grano de arena. Te fijas como pensamos igual en muchos aspectos? Si creyera en la reencarnación diría que tú y yo fuimos hermanas gemelas en alguna otra vida pasada...Muchas gracias hermanita linda por llegar y dejarme este comentario tan real, tan verídico y bondadoso, ya sabes que me alegra mucho que llegues, te quelooooo y te mando muchos besitos y un abrazo gigante...!!!
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