martes, 25 de abril de 2017

💖María , hija de Dios - Capítulo 6💖

        


Como ya te  dicho antes, mi primer infancia en el rancho de la abuela fue muy dura, mis tíos siempre estaban sobre de mí, mis respiros eran las tardes cuando llegaba mamá…Fui una niña muy inteligente y recuerdo  con mucha precisión mi miedo.
Por las noches unía mis manitas en oración:
-Diosito, que papá venga ya por favor
   Si, soñaba  en que  un día llegaría mi padre biológico y nos rescataría, más cuando mi madre me dijo que él se había ido al cielo ese sueño se esfumó.

       Mas no todo estaba perdido para la pequeña María, la vida me tendría algo preparado. Una tarde llegó a casa de la abuela un hombre, se llamaba José Moreno pero todos lo nombraban por su apellido, él encabezaba un grupo de campesinos que luchaban por sus tierras y mi abuelo había formado parte de ese grupo. Las reuniones eran a veces en casa de la abuela y así fue como el cielo me envió un padre, un padre que llegaría para quedarse.

         Fueron pasando los meses y con ello llegó la Navidad, La que sería la última Navidad en el rancho de la abuela. Recuerdo que en  la víspera de la Nochebuena llegaron familiares a visitar a mis primos, ellos vivían en el mismo rancho el cual era muy grande. Había un alboroto pues los parientes habían llegado con grandes cajas de regalos, primorosos juguetes de cuerda, libros con personajes que se desplegaban como por arte de magia de su páginas, ¡barbies…!!! Eran regalos para mis primas y  primos, ni la abuela ni mis tíos pensaban en que la pequeña María  estaba presente, con el espíritu  ido   ante tanta  belleza que emergía de las enormes cajas de cartón, sólo mi madre, ella  si lo notó,sabía que no había regalos para mi  y sin decir nada me tomó de la mano y me apartó de con ellos.

          Ése día caminamos por el rancho un buen rato, fui una niña muy inteligente mas no recuerdo de que hablamos, pero  al regresar al que era nuestro cuarto me sentó a su lado, tomó una sábana blanca y algunos retazos de tela, hilo y aguja y empezó a cortar y a hilvanar, esa noche me quedé sobre la cama atenta y absorta mientras sus manos cortaban y cocían de las telas, hasta que poco a poco el sueño me  venció.
       A la mañana siguiente lo primero que vi junto a  mí fue una tierna muñeca de trapo de largas piernas dentro de una bolsita  también de hecha de tela y varios vestiditos   ¡Cosa más bella…!!! Y recuerdo que abracé a mi madre con tanta fuerza…

        Horas más tarde era Navidad, todos empezaron a  abrir sus regalos pero  yo no habría cambiado la más brillante envoltura ni el más caro regalo  por mi muñeca de trapo, papá que ya había pedido a mi madre en casamiento llegó trayéndome una enorme y preciosa muñeca  y la tía Conchita me regaló unos  listones  de colores brillantes para mis trenzas.
         Esa fue la última Navidad en el rancho,  entrando el año nuevo mis padres  se casaron  en contra de la voluntad de la abuela quien no aceptaba a papá   porque le doblaba en edad a mamá. Aunque tiempo después  circunstancias adversas en las cuales él la ayudaría le harían cambiar su opinión.

       Papá no sólo se enamoró de mi madre, se enamoró de una mujer con su nenita a quienes se les había caído el mundo encima, él no la cortejaba con flores, pero en cambio hacía a la abuela y a los tíos grandes favores. Él no le ofreció una boda fastuosa, pero le prometió amarla y protegerla a ella y a mí para siempre. Mamá lo aceptó, yo fui muy feliz y a su promesa de amor  las dos le dijimos “Si”.


     


martes, 18 de abril de 2017

💖María, hija de Dios - Capítulo 5💖

         


       Algo que me gustaba mucho cuando era niña eran los sábados en que mi madre me dejaba a cargo de la abuela, esto no era muy seguido, pues  siempre me traía consigo, mas había trabajos donde no  aceptaban que me llevara consigo entonces, forzosamente, yo quedaba  a cargo de todos y de todas.
        Ésos sábados me  resultan inolvidables. Mis tías se preparaban entusiasmadas para ir a la Gran feria del Ejido, ser invitada a bailar en la plaza por un acaudalado ranchero o prominente hijo de campesino era algo así como ser elegidas por un príncipe, mis tías gemelas Cuquita y Conchita se volvían loquitas por ir a la Gran Feria.
      Recuerdo  como veía embelesada a una de ellas, mi tía María Concepción, la tía Conchita, me encantaba ver cómo se maquillaba, admiraba tanto su belleza, ojos castaños claros como la miel y cabello negro azulado ,una anatomía perfecta sostenida por un par de hermosas piernas. La veía con ensoñación porque además   ella siempre estaba cerca de mí.
-¿Para qué te pintas tía?
-Para estar bella-me contestaba volteándose hacia mí sosteniendo su labial, para luego continuar con su arreglo.
-Pero eres muy hermosa-Le decía yo

Entonces, aquél sábado, tomándome en sus brazos me llevó con ella sentándome  sobre la cama, a su lado y tomando mis manos recuerdo que me dijo:

-Mi Coyito, (así me nombraba ella,diminutivo de Socorrito,mi segundo nombre) Debes saber y no olvidar que siempre, siempre, las mujeres debemos lucir bellas, sé que  soy muy atractiva-decía mientras acariciaba su cabello-pero quiero serlo siempre. Escucha, hace muchísimos años, en la antigüedad existió  una mujer muy hermosa, su nombre era  Cleopatra, reina de Egipto, su  belleza sólo era comparada a la de una Diosa, grandes reyes, hombres de todas las regiones viajaban tan sólo  para rendirse ante su belleza y aun siendo tan bella ¿Crees que por ser hermosa no se maquillaba? Claro que no, se hacía bañar con leche de burra para mantener su lozanía y sus sirvientes preparaban con pétalos de rosas sus pinturas y perfumes. Entonces mi Coyito, aunque seamos lindas, siempre, siempre debemos mantenernos bellas-Y después de llenarme de besos continuó maquillándose.

   Esa noche me dormí pensando, imaginando a mi tía, imponente como una Diosa mientras sus sirvientes alrededor, entre lagos y flores exóticas preparaban sus pócimas y perfumes.

      Al día siguiente juntando frasquitos y flores pensé en hacerle un perfume a mi tía, entré al baño y tomando alcohol y todo lo que olía bonito empecé a hacer mezclas, me emocionaba pensar en la alegría que le daría a mi tía Conchita con un perfume echo por mí misma pero mi sonrisa se congeló al llegar  mi tío Genaro

-Pero mira nada más, vas a ver ahorita –Y quitándose el cinto se vino sobre de mí, entonces tiré de los frascos y empecé a correr, casi podía sentir el azote del cinturón en mi espalda entonces corrí hacia el arroyo
-Te va a picar una víbora-me gritó mi tío y yo me paralice…-Lo único que sentí fue la calidez de unos brazos levantándome, era mi tía quien me levantaba en vilo abrazándome.
-Eres un bruto, mira como la has asustado


-Le voy a poner una chinga* y a ti también si te atraviesas, ve lo que hizo en el baño –entonces mi tía le dijo
-Mi Coyito es muy buena niña, nunca hace diabluras, por qué no les pegas a los demás que te dejan la casa de cabeza?
Entonces mi tío acarició su cinturón y le dijo
-Bájala porque si no la corrijo lo volverá a hacer ¡Bájala…!!!

-Se te cae el pantalón-le gritó mi tía  y en esa distracción  corrió conmigo en brazos y no paramos hasta llegar al baño entonces sacando rápidamente trapos y jabón me dijo:
-Limpia Coyito
Cuando el tío Genaro llegó mi tía estaba de espaldas pero era  muy inteligente y al sentirlo cerca me dijo en voz alta
-Tu tío tiene razón, este no es lugar para jugar, ándale a limpiar-me guiñaba un ojo y mi tío poniéndose de nuevo el cinto se alejaba, ya desde  pequeñita se me iba y venía el alma al cuerpo.

       Caída la noche, mientras mi tía contaba a mi madre lo ocurrido pude explicarle  del regalo que había querido prepararle, recuerdo sus  brazos rodeándome emocionada llenándome de besos mientras la miel y ternura de su amor se adentraban para siempre en mi corazón.



     
 Glosario (Del lenguaje popular mexicano)

*Chinga: Derivada del verbo "chingar" una expresión popular mexicana de la que derivan infinidad de significados, en este caso iguala la palabra, pegar muy muy fuerte, como para que no lo olvides nunca, molestar, y mucho más.

Es una palabra utilizada por la clase popular mexicana  con diferentes connotaciones. Aunque en las altas esferas de la clase social mexicana este término es considerado una grosería o mala palabra debido al auge de este vocablo  la Real Academia de la lengua española ha decidido aceptarla formalmente. 



martes, 11 de abril de 2017

💖María, hija de Dios - Capítulo 4💖




Los días de Semana Santa  invariablemente me hacen recordar como se vivían en el rancho de la abuela.

     La familia acostumbraba ir a la playa del Golfo de Santa Clara, no en mi caso pues mi madre temía me fuera a pasar algo, y yo  fui una niña muy sensible pero no una  que  hiciera berrinche sólo porque sí y mi tía Conchita era   algo así como mi hada madrina, después de mi madre si alguien conocía mis deseos era ella.  Ese día pudo  ver mi tristeza cuando veía a todos subirse a los “Pick up” con toallas, juguetes  y provisiones para su viaje  al mar, a mis primitas y primos riéndose de mí porque me quedaba. Entonces mi tía me tomaba de la mano y me llevaba adentro alejándome de la algarabía del viaje.

       Esos momentos era mágicos, me llevaba a su cuarto y mientras se arreglaba frente al espejo comenzaba a contarme historias fantásticas de monstruos marinos... que emergían llevándose consigo  niñas malvadas que en castigo eran convertidas en maléficas sirenas condenadas a la más oscura soledad del mar. Luego concluía acariciando mis trenzas con gran  dulzura diciéndome:
-Qué bueno que no has ido con ellos mi Coyito*, el mar tiene muchos peligros, estás más segura aquí, en casa siempre estarás mejor.
               


     La abuela nos había prestado un cuarto dentro de la enorme casa del rancho para que nos instaláramos. Eran tiempos en que mi madre procuraba preparar ahí nuestros alimentos. Era la casa, la sala y recamara en un solo cuarto.

      Eran Tiempos en que cuando  mi madre sabía que los tíos o la abuela iban a ver como estábamos, por consejo de una amiga, horas antes ponía a coser agua con ajo para que creyeran que acabábamos de comer un rico caldo.

        Tiempos en  que me aleccionaba diciéndome…”No pidas nada a la abuela, ni a nadie”  y como te he dicho  antes fui una niña inteligente y aprendí desde entonces en que hay un lugar en nuestra mente donde podemos guardar los secretos grandes y pequeños.

         La abuela tenía un rancho lleno de prosperidad, pero donde no se perdonaban los fracasos y para todos, mi madre había fracasado. No había sabido “escoger“  un buen marido que encima la había dejado con una hija.

       Y quizás te preguntes Y MARÍA NO TUVO ABUELO?  Pues sí, sí lo tuve, apenas lo recuerdo, recargado en el marco de la puerta de nuestro cuarto, haciéndome cariños, hablando con mamá. Mi abuelo adoraba a mi madre,era su escudo protector,delante de él ni los tíos ni nadie se atrevía a ofenderle, pero meses después de mi nacimiento había fallecido debido a una negligencia médica, entonces mamá supo que realmente ella y yo estábamos solas en el mundo.
     Sin embargo, hubo una ocasión en que mi madre pudo decidir un  destino diferente.
      Recuerdo una tarde en el receso de la Escuela dos hombres se acercaron al cerco  llamándome:
-Nena…María…

      Yo  me acerqué pues al fin niña era muy curiosa.
-María, soy primo hermano  de tu padre, hemos venido de parte de él

  Recuerdo  que  les respondí:
-No, mi papá murió- Y diciéndoles eso corrí a mi salón.

        Cuando mamá llegó a por mí a la salida, los hombres aún estaban ahí y  se acercaron a ella.

-¿Cómo estás Esther…? Eres  muy atractiva, que imbécil fue mi primo al dejarte. Venimos a conocer a la niña.
-Sí, cinco años después lo han recordado, no los necesitamos váyanse y déjennos en paz
-Toma, es un cheque…Te ayudará.

         Entonces mi madre tomó el cheque y frente de ellos lo rompió en pedazos y tomándome de la mano nos alejamos a toda prisa de ahí. 
        
       Si, eran tiempos en que, al caer la noche, triste por el autoritarismo de mi tío soñaba con que mi padre llegaba y nos rescataba a mamá y a mí, pero, cuando mi madre me dijo que papá se había ido al cielo, dejé de esperar. No juzgo a mi madre, menos en estos momentos en que ya no está en este mundo, nunca le pregunté porque me dijo que mi padre biológico había muerto, de grande era sencillo de comprender, era mejor decirle a una niña que su padre estaba en el cielo a que nos había abandonado a nuestra suerte, sin importarle si vivíamos o moríamos.


       Esa noticia aunque triste me hizo fuerte, ya no era María, la hija abandonada por su padre, era la pequeña María amada por su padre, sólo que el cielo se lo había llevado.







Glosario:
*Coyito,diminutivo de Coyo,de Socorro,una forma cariñosa en que mi tía me hablaba.

martes, 4 de abril de 2017

💖María, hija de Dios - Capítulo 3💖




      Con una niña en brazos, sola, con el corazón partido por la decepción de su más grande amor  mi madre regresó al rancho de la abuela, pero el volver como “madre soltera” era para su familia una vergüenza y un gravísimo pecado.
            Una etapa muy difícil en mi niñez fue a los cuatro años, edad a la que ingresé a la única Escuelita del rancho de la abuela. Al maestro, un joven recién egresado le faltaba un alumno para completar su grupo y le otorgaran su plaza, supo que en el rancho de Victoria Hernández había una niña y le suplicó a mi madre que me inscribiera, ella aceptó y esa misma noche, mi madre que siempre ha sido muy creativa e inteligente, con un viejo pantalón "Levis" me confeccionó una mochilita para mis libros y así se preparó para llevarme al día siguiente a la  Escuela. Me levantaba a las cinco de la mañana pues duraba una hora en bañarme, cambiarme y cepillaba mis largos cabellos como si en ello le fuera la vida, me jalaba tanto  al trenzarme que he atribuido a eso mis ojos rasgados.
             Luego me daba el desayuno que consistía en un filete, frijoles refritos y un vaso con leche recién ordeñada y de "lonche" para la Escuela unos tacos y un pequeño refresco de Coca Cola, en ese tiempo nadie hablaba de la alimentación balanceada. Mi abuela se dedicaba a la cría de ganado, cerdos, guajolotes, gallinas y todo animalito que tuviera pies, ella lo criaba y en eso consistía el menú.

       Como en todas las rancherías y pueblos pequeños, ya se sabía que mi madre había sido abandonada por su esposo, algo en ese tiempo muy criticado no sólo por los adultos, en la Escuela  yo era víctima de burlas de eso, de mis trenzas, de mi mochila, de que no llevara vestido como el resto de las  niñas sino overoles confeccionados por mi madre.

    Una mañana las niñas más grandes dibujaron al maestro en globos colocándolos en las paredes del salón, me culparon a mí con el maestro y él muy molesto me golpeó con una vara en mis  piernas. Cuando los demás niños vieron como me golpeaba uno de ellos se asustó y habló diciendo la verdad, que habían sido las niñas grandes las causantes de la travesura. Uno de mis pies se hinchó y no podía moverlo .Tras haberle avisado, mi madre  había llegado corriendo, el maestro me veía asustado, en sus ojos rojizos que nunca olvidaré se veía la culpa. Mamá sólo me tomó  en brazos y rápidamente ya estábamos en casa, mientras mi abuela hacía un remedio casero para curarme.

          Al día siguiente el maestro se presentó en el rancho  con un pequeño regalo para mí, en ese tiempo la Máxima Educativa era "Las letras con sangre entran” no existían las disculpas y a mi madre sólo le importaba que yo ya estaba bien.


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       Con la pluma en mi mano pudiera decirte que desde ése día el maestro cambió su trato para conmigo pero esto no es una película americana es mi vida misma, mi corazón trazado en tinta.
      Gracias  a mi asistencia el profesor obtuvo su plaza pero lejos de considerarme por ser la más pequeña del grupo o por el favor que mi madre le hiciera al haberme inscrito era sumamente injusto y duro  conmigo. Tan sólo a la salida, cuando mi madre llegaba a recogerme acariciaba mi cabeza y le decía que yo era una niña muy inteligente mi madre sonreía y yo recuerdo que en esos momentos… yo era muy feliz.

   Así que a los 4 años de edad cursé el primer grado de educación primaria y CON, SIN Y EN CONTRA DE TODO a los 5 años yo ya sabía  a leer y escribir.