Hace un tiempo llegó al jardín una Convocatoria
para participar en un evento de “Cuenta cuentos”. Mi directivo no me preguntó
si deseaba participar, solo me informó que había inscrito al plantel en el concurso,
que me comisionaba para organizar el concurso interno del Jardín y la selección
de los niños que lo representarían.
Esa misma mañana, recargada en mi escritorio,
empecé al recorrer con la mirada a mi grupo
me detuve en Gío… mi pequeño Gío tenía problemas de lenguaje, dado
que se daba preferencia a los niños de 3er grado él no había podido ser atendido
por los especialistas de lenguaje y yo pensé
que quizás el participar de “Cuenta cuentos” le ayudaría en ello y le daría
mayor seguridad pues era muy calladito.
Y así empezamos la odisea.
Gío arrasó
en todas las etapas ante decenas de concursantes de nivel de zona.
Yo le decía con frecuencia “Gío tú
eres mi príncipe y eres el mejor esto
es solo un juego, jugarás con otros niños” y él asentía mirándome con su grandes ojos negros.
Y así llegó el momento cúspide del Concurso, seria en un gran teatro de la Ciudad y se concursaría a nivel Estado.
Yo queriendo protegerlo del estrés del
evento le decía:
“Estamos
jugando amor, sólo que lo haces tan bien que otras personas quieren conocerte.”
Tocó el turno a Gío… La seguridad ante sus
4 años, la forma como se colocaba el mismo
el micrófono de diadema, portando su pequeño cuentito en brazos esperando su turno,
todo en él inspiraba mucha ternura.
El cuento con el que participaría se titulaba KOKORICO trataba de un gato maloso y unos pollitos…..Y así viéndome con
gran ternura mi niño subió al estrado, saludó presentándose y empezó a narrar,
el impedimento en su lenguaje lo hacía
verse entrañable y muy tierno y cuando imitaba la voz del gato decía
“SOY EL GATO PELAO..Y TE VOY A COMER DE UN BOCAO”… Y el público enardecía, en tres ocasiones lo interrumpieron
aplaudiendo y minutos después con una caravana concluyo su participación.
Sus padres y yo lo esperábamos en las escalinatas,
Gio se perfilaba ganador PERO…Si, el dichoso “pero”. En el siguiente número,
tocaba el turno a una niña, antes de que subiera llegaron al estrado tres asistentes
para colocarle una gran mesa con manteles y sobre ella un primoroso castillo
desplegable , luego la niña sacó de su
bolso varios muñecos manopla, todo un
despliegue de lujo, más sin embargo en nada se comparó a la participación de
Gio.
Cuando se dio el fallo estaba segura de
que mi pequeño había ganado, más el jurado
proclamó ganadora a la niña. Yo me quedé
muda, de pronto, recordé la convocatoria y la leí, ahí establecía que los participantes no debían llevar mas de
tres objetos y esa pequeña había llevado todo el teatro, entonces me levanté,
un sabor amargo en mis labios un sabor a injusticia me inundaba… iba a impugnar,
mas no me había dado cuenta que Gio venía detrás de mí, lo supe porque me cerró
el paso la Supervisora de Zona y tomándome del brazo se inclinó para decirle a mi
niño …”Adivina Giovanny…Te he traído una bicicleta…!!! ” El rostro de Gío se
iluminó y yo me detuve….En ese momento ya estaban premiando, estaban llamando a
los participantes al estrado lo tomé de la mano pues debían subir con su maestra
entonces le dije con mi voz quebrada:
-Tú fuiste
el mejor, eres mi príncipe lo sabes verdad? Y Gio con toda la sabiduría de sus
4 años me respondió con una mirada llena de
ternura:
-Ya sé que
soy el mejor, es solo un juego ¿Recuerdas maestra?
Terminando el evento, le entregaron a
Gio su bicicleta.
Frente al teatro hay una gran explanada y ahí nos
dirigimos, mientras sus padres lo ayudaban a subir a la bicicleta, la supervisora
se acercó para decirme, “Muy buen trabajo
maestra, felicidades..!!! “ Si, con esa
sonrisa falsa que muchas personas
tienen.
Muchas veces decimos “Yo no me
arrepiento de lo que he hecho” no, yo no soy tan perfecta, a veces me pregunto
si hice bien, si acaso debí haber impugnado ante un triunfo robado pero….También
me llega a la mente el rostro sonriente de Gio, riendo, recorriendo la
explanada en su brillante bicicleta y eso me llena de paz y seguridad. Si, ése día aprendí muchas cosas…. Una de ellas que los niños necesitan tan poco para ser felices. Que quizás si prestáramos
más atención a lo que día a día nos enseñan, también nosotros seríamos más felices.
Niño
Querido
niño de mi vida anhelo
La calma y desafío
de mis mejores tiempos
Dulce poema….brillantes sus destellos
Que han tejido
mi ser con tinta y verso.
Por ti avanzo
aunque me agobien los dolores
Y encuentro
en la esperanza fortaleza
Pequeño príncipe
escudo en mis albores
En esta
brecha en que mi pena alejas.
Querido
niño de tu amor resguardo
La fuerza,
lo sublime, lo sagrado
¡El sostén de
mis días y futuros años…!!!
Actualmente Gio cursa su segundo grado de Educación Primaria,es parte de mi grupo de niños vocacionales impartiendo conferencia a otros niños más pequeñitos del grupo :) y a padres de familia sobre la importancia del valor del trabajo y las vocaciones.