💖Los presentimientos de Sofía💖

Como te he contado antes,mi padre biológico abandonó a mamá antes de que yo naciera. Época de carencias,  tiempos difíciles, de muñecas de trapo y trastecitos de barro, pero ella me dio lo mejor de sí y luego al llegar mi padre sembró en mí el amor, la humildad y su afectuosa disciplina, como mi mejor medicina.

       Eso es algo que nunca olvido al trabajar con mis niños vocacionales, no sólo es el conocimiento, es sembrar  también el afecto…los valores y por supuesto como decía mi padre, una afectuosa disciplina. Ellos, a su vez, me llenan de  alegría y me hacen recordar, que no todo en este mundo es sobre el amor de mi vida y pasiones  desmedidas.

Además de trabajar mi investigación, voy siempre por mas, me gusta hablar con sus madres sobre sus avances en la escuela regular y de vez en cuando. Cada que puedo los invito para tomarnos algún helado y claro, tramposamente nutrirme de sus risas y hasta de sus enojos…toda esa carga emocional es lo que impulsa mi corazón, llámalo consuelo, yo le llamo amor.

   

      En el fin de semana, invité a una de mis niñas vocacionales a tomar un helado y su madre aprovechó la ocasión para comprarle ropa y algunas coqueterías. Pero Sofía  quería también zapatos.

-Será después Sofía, la próxima semana que vuelvan a pagarme-Le decía su mami con algo de pena.

Entonces la pequeña empezó a  imponer su dictadura

-Ok, entonces  ¡Andaré descalza...!  Tú no eres mi madre, quiero a mi verdadera madre para que me compre zapatos…¡Eso quiero..!!!

-La próxima semana mi amor, ahorita ya no tengo dinero-Le decía su madre colmada de paciencia.

Más Sofía…no estaba dispuesta a ceder su gobierno.

-No me hables ¡Buscaré  a mi verdadera madre…!!   ¡Quítate, déjame…!!

Y entonces su mamá me lanzó una mirada de auxilio pidiéndome intervenir.

-Sofía…Espera, mírame…Me permites ver…-Y tomando la bolsa que traía la pequeña, empecé a hablar con exagerada emoción-Wuauu…Que vemos aquí, dos vestidos preciosos, un juguete y bombones-Sofía no dejaba de verme-Cariño ¿Podrías ayudarme con algo?

-Si…

-Muy bien, necesito me ayudes a buscar alguna niña a quien regalarle todo esto

-¡Es mío..!!!

Entonces, aunque me sentí  fatal conmigo misma le quite el bolso de las compras y me puse de pie diciéndole:

-“Era” tuyo Sofía, tú no lo has querido, estás molesta, eso significa que estos regalos no te han gustado, ven busquemos a alguna niña a quien le haga feliz recibir todo esto.

Y tomándola de la mano continúe caminando, su madre me veía silenciosa, podía sentir la manita de Sofía sudorosa y su mirada de incredulidad.

-Veamos, ayúdame debe ser una pequeña de tu talla, que le queden los vestidos

-Maestra…-Su vocecita tierna de 5 años casi me sometía, pero continué.

Fingí no escucharla y soltándola de la mano seguí caminando

-Maestra…maestra

-Dime Sofía-Por fin voltee

-Ya no estaré molesta con mamá

-Bueno esto esta muy bien ¿Te ha hecho feliz que ella te comprara todo esto?

-Si maestra

-Entonces aquí están, eres una niña muy dulce y considerada, toma cariño-Le devolví la bolsa de compras mientras  madre e hija me regalaban una sonrisa, de ésas que te dicen mucho sin decir nada.

   Un niño  necesita amor, pero sobre todo  fuerza en el alma para enfrentar sus batallas. Suponer que consentirlos en todo les garantiza su felicidad es amarlos de la manera más equivocada.

   Las cifras en jóvenes que delinquen en delitos mayores sigue en aumento, sus historias con el mismo indicador “Lo tenían todo”.  ¿Dónde es que se pierde el rumbo?  Así es, acertaste, en su niñez.

       No, no soy una experta en niños, pero trabajo con ellos y puedo saber que dejarlos crecer en la soberbia  equivocará su camino y quizás, en el futuro, no nos alcance  la vida para arrepentirnos.

     Los niños son el futuro , los guerreros y guerreras que defenderán esta a veces ajetreada humanidad, pero necesitan mucho más que amor, necesitan atención y sobre todo no llevarlos a un mundo de engaño haciéndoles suponer que todo les pertenece, que pueden gritarte sólo porque sus caritas se ven adorables cuando lo hacen.  

     Amemos a nuestros niños y démosle todo, pero todo lo mejor de nosotros, no olvidemos que también los ángeles a veces, necesitan ser conducidos para no equivocar el camino. Es época de siembra, procuremos, dejar una buena cosecha.

   

 *Este relato fue previamente leído por la mamá de Sofía y autorizado para su publicación.